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Sabias Que..!

Muchos datos curiosos sobre tus amigos 

Los perros reaccionan a los Olores de sus Dueños
¿Qué información transmite un ladrido?
No hay razas de perro peligrosas, sino dueños peligrosos

Para el estudio, que ha sido publicado en la revista Behavioural Processes, los investigadores contaron con “Donantes de Olores”, ya que las personas no podían estar físicamente en la misma ubicación que los perros para probar que las respuestas del cerebro canino son provocadas por los olores biológicos, al estar las personas relacionadas con esos olores distantes en espacio y en tiempo.

 

Además participaron 12 perros de distintas razas. Los perros olieron hasta 5 aromas diferentes provenientes de perros y humanos (tanto familiares como extraños). Los olores de perro fueron extraídos al frotar una gasa estéril en la zona genital y los olores humanos fueron tomados de las axilas con el mismo procedimiento.

 

Los resultados mostraron que los cinco olores habían suscitado una respuesta similar en el área del cerebro canino involucrada en la detección de olores, sin embargo, la respuesta cerebral fue mucho más intensa a la vez que unida a una asociación positiva, para los olores de los seres humanos familiares.

 

Los resultados demuestran que los cerebros de los perros tienen representaciones mentales de nosotros y estas representaciones persisten aún cuando no estamos allí físicamente.

Ya hemos descubierto que los perros saben cómo nos sentimos debido al área de voz del cerebro, que funciona de forma similar al humano. Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Emory (EEUU) ha descubierto que una zona del cerebro canino asociada a la recompensa responde de una forma más contundente a los olores de los seres humanos que les resultan familiares que a los olores de otros seres humanos.

 

El experimento se basaba en la Reacción Emocional que tenemos las personas cuando olemos el perfume o la colonia de alguien a quien queremos. Así, se intentó comprobar que en los perros se produce el mismo proceso mediante la captura de imágenes del cerebro de los perros al ser expuestos a diferentes olores. Teniendo en cuenta que el olfato es quizá el sentido más importante de los perros, la respuesta al olor se preveía aún más importante.

 

“Perros potencialmente peligrosos” es la denominación que algunas legislaciones reservan para ciertas razas de perros que, por sus atributos físicos y su carácter temperamental, suponen un verdadero peligro para las personas en caso de confrontación. En esta lista negra encontramos razas como el pit bull americano, el rottweiler y el dogo argentino, cuya tenencia requiere de una licencia que acredite capacidad física y aptitud psicológica para controlar al animal. Un nuevo estudio publicado en la revista Applied Animal Behaviour Science podría sin embargo acabar con esta idea preconcebida de razas peligrosas, ya que asegura que la conducta agresiva del perro se debe en mayor medida a la conducta agresiva del dueño.

La agresión de cualquier perro hacia una persona no encuentra otro final posible que el sacrificio del animal, ya que, en esta situación, lo que a priori fue una mascota se torna en un auténtico riesgo para la salud pública. El objetivo de este estudio llevado a cabo por investigadores británicos era analizar la conducta agresiva de los perros en diversos contextos para identificar los factores de riesgo. A través de una encuesta realizada a 4.000 dueños de perros, los científicos encontraron que el carácter del propietario era determinante en el grado de agresividad de su mascota, en detrimento de la raza a la que pertenecía.


Según los datos recabados, los perros entrenados con castigo y refuerzo negativo tenían el doble de probabilidades de gruñir o morder a los extraños y tres veces más probabilidades de ser hostiles hacia los miembros de la familia. La mayoría de los cánidos no mostraron agresión en todos los contextos, lo que sugiere que este comportamiento es una respuesta aprendida en lugar de una característica intrínseca a la raza. La edad y el sexo del dueño condicionaban también el carácter violento del animal, siendo los varones de menos de 25 años los poseedores de perros más agresivos. Estudios previos ya habían vinculado una personalidad antisocial en hombres jóvenes con la predilección por dichas razas “potencialmente peligrosas”.


No obstante, estas variables suponían una variación menor del 10 por ciento entre animales agresivos y no agresivos, lo cual indica que, si bien las características generales de las razas y los dueños son factores importantes a tener en cuenta, lo que verdaderamente determina la aparición de una conducta violenta es la experiencia del animal a nivel individual.

La agresión de cualquier perro hacia una persona no encuentra otro final posible que el sacrificio del animal, ya que, en esta situación, lo que a priori fue una mascota se torna en un auténtico riesgo para la salud pública. El objetivo de este estudio llevado a cabo por investigadores británicos era analizar la conducta agresiva de los perros en diversos contextos para identificar los factores de riesgo. A través de una encuesta realizada a 4.000 dueños de perros, los científicos encontraron que el carácter del propietario era determinante en el grado de agresividad de su mascota, en detrimento de la raza a la que pertenecía.


Según los datos recabados, los perros entrenados con castigo y refuerzo negativo tenían el doble de probabilidades de gruñir o morder a los extraños y tres veces más probabilidades de ser hostiles hacia los miembros de la familia. La mayoría de los cánidos no mostraron agresión en todos los contextos, lo que sugiere que este comportamiento es una respuesta aprendida en lugar de una característica intrínseca a la raza. La edad y el sexo del dueño condicionaban también el carácter violento del animal, siendo los varones de menos de 25 años los poseedores de perros más agresivos. Estudios previos ya habían vinculado una personalidad antisocial en hombres jóvenes con la predilección por dichas razas “potencialmente peligrosas”.


No obstante, estas variables suponían una variación menor del 10 por ciento entre animales agresivos y no agresivos, lo cual indica que, si bien las características generales de las razas y los dueños son factores importantes a tener en cuenta, lo que verdaderamente determina la aparición de una conducta violenta es la experiencia del animal a nivel individual.

A nosotros puede parecernos simplemente ruido, incluso un ruido molesto, pero la información que contiene un ladrido es realmente válida para el mejor amigo del hombre, según se desprende del último estudio del Instituto Biológico de la EötvösLoránd University de Budapest (Hungría), y que recoge la revista Applied Animal Behaviour Science.

 

El equipo de científicos realizó pruebas de comportamiento tanto con perros que estaban familiarizados con ladridos de otros canes, como con perros desconocidos, con objeto de analizar las diferencias entre los ladridos de unos y otros y de cómo ésto les de unos y otros y de cómo ésto les afectaba en sus accioness

La hormona del amor tiene el mismo efecto en los perros que en los humanos

Los investigadores descubrieron que los perros que habían sido rociados con oxitocina eran más propensos a oler, lamer o dar la pata a sus dueños que los que recibieron la solución salina. De la misma forma, también pasaban mucho más tiempo mirándolos a los ojos que los perros que no habían recibido el aerosol de oxitocina.

 

El estudio, que ha sido publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, revela que la oxitocina no sólo se produce entre los mamíferos durante la reproducción, sino que puede ayudar a formar y mantener relaciones sociales entre diferentes especies, como en este caso entre humanos y perros.

Está demostrado que la oxitocina, llamada “hormona del amor”, hace que los seres humanos nos volvamos más generosos, confiados y sociales. Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Emory en Atlanta (EEUU) ha descubierto que esta hormona tiene también el mismo efecto en muchas especies de mamíferos, como los perros.

Para averiguarlo, contaron con la participación de 16 perros de más de 1 año de edad, con sus correspondientes dueños. Los científicos rociaron el hocico de algunos perros con oxitocina y a otros con una solución salina. Posteriormente los caninos fueron llevados a una habitación en la que se encontraban sus dueños. Previamente, los expertos habían pedido a sus dueños que ignoraran cualquier caricia o saludo de su perro.

Cuando conocemos bien a alguien, con sólo escuchar su voz ya nos damos cuenta de si está bien o si le ocurre algo. Esto se produce porque nuestro cerebro tiene un “área de voz” que analiza el tono vocal y nos remite información de esa persona a la que estimamos. Según un estudio de la Academia de Ciencias de Hungría y publicado en la revista Current Biology, en los perros se produce un proceso similar.

 

¿Los perros pueden obtener información social de las voces humanas? Este fue el punto de partida del experimento. Para ello, los investigadores contaron con 22 voluntarios humanos y adiestraron a 11 perros.

La Así saben los perros cómo nos sentimos 

para que se mantuvieran inmóviles en la máquina de escáner de resonancia magnética funcional cerebral con objeto de establecer qué áreas del cerebro se activan ante estímulos sonoros tanto en perros como en humanos.

 

A lo largo del experimento, los investigadores reprodujeron 200 sonidos pertenecientes a voces humanas, perrunas y ruidos naturales para identificar qué áreas del cerebro se estimulaban en las diferentes situaciones. Los resultados del estudio de neuroimagen evidencian que los cerebros de los perros tienen también áreas de voz y procesan las voces de la misma forma que lo hace el cerebro humano.

 

Este hallazgo ayudaría a explicar cómo los caninos pueden estar tan en sintonía con los sentimientos de sus propietarios ya que demuestra que, existen áreas cerebrales responsables de captar el sonido y la voz similares entre las dos especies. De ahí que el éxito del vínculo tan estrecho que se suele producir entre un perro y su dueño venga determinado porque los caninos son capaces de captar nuestra

Esta indica, además, que aunque los humanos cazaban estos proboscidios extintos desde épocas remotas, se ha descubierto que entre 45.000 y 15.000 años antes de nuestra era surgieron numerosos enclaves en los que se han encontrados muchísimos restos óseos de ellos, en algunos casos pertenecientes a cientos de ejemplares. 

Hace 27.000 años, nuestros ancestros probablemente ya utilizaban perros para perseguir y abatir mamuts. Es más, estos canes, domesticados a partir de lobosespecialmente curiosos que se acercaban a los asentamientos humanos en busca de comida, incluso eran honrados cuando fallecían. Eso al menos cree la antropóloga Pat Shipman, profesora emérita de la Universidad Estatal de Pensilvania, que ha impulsado un estudio titulado How do you kill 86 mammoths?, en el que destaca la importancia de estos animales en las partidas de caza prehistóricas.  

 

El hallazgo de un gran hueso, probablemente de mamut, colocado entre las fauces de un perro, una ceremonia que fue realizada tras la muerte del cánido, en un yacimiento de Predmostí, en la actual República Checa, parece sustentar la hipótesis de la investigadora. Esta indica, además, que aunque los humanos cazaban estos proboscidios extintos desde épocas remotas, se ha descubierto que entre 45.000 y 15.000 años antes de nuestra era surgieron numerosos enclaves en los que se han encontrados muchísimos restos óseos de ellos, en algunos casos pertenecientes a cientos de ejemplares. 

Hace 27.000 años, nuestros ancestros probablemente ya utilizaban perros para perseguir y abatir mamuts. Es más, estos canes, domesticados a partir de lobo sespecialmente curiosos que se acercaban a los asentamientos humanos en busca de comida, incluso eran honrados cuando fallecían. Eso al menos cree la antropóloga Pat Shipman, profesora emérita de la Universidad Estatal de Pensilvania, que ha impulsado un estudio titulado How do you kill 86 mammoths?, en el que destaca la importancia de estos animales en las partidas de caza prehistóricas.  

 

El hallazgo de un gran hueso, probablemente de mamut, colocado entre las fauces de un perro, una ceremonia que fue realizada tras la muerte del cánido, en un yacimiento de Predmostí, en la actual República Checa, parece sustentar la hipótesis de la investigadora. 

La Así saben los perros cómo nos sentimos 

¿Pueden los perros leer nuestras mentes? ¿Cómo aprenden a pedir comida o deciden comportarse mal cuando no les miramos? Según Monique Udell y su equipo, de la Universidad de Florida (EE UU), el modo en que los perros responden al nivel de atenciónque le prestan las personas nos dice algo acerca de la forma en que piensan y aprenden sobre el comportamiento humano.  

Investigaciones recientes han identificado una amplia gama de comportamientos sociales similares a los humanos en el perro doméstico, incluyendo su capacidad para responder al lenguaje corporal de las personas que le rodean, a las órdenes verbales, y a los estados de atención. ¿Pero cómo lo hacen? ¿Observan nuestro comportamiento en distintas circunstancia y luego responden en consecuencia? ¿O aprenden por experiencia, respondiendo a lo que sucede a su alrededor?

¿Pueden los perros leernos la mente?

Para averiguarlo, Udell y sus colegas pusieron en marcha dos experimentos para comparar cómo actúan perros domésticos, perros pastores y lobos dándoles la oportunidad de pedir comida, ya sea a una persona atenta o a una persona a la que el animal no puede ver. Así comprobaron por primera vez que los lobos son capaces de reclamar comida acercándose a los humanos atentos. Esto demuestra que ambas especies - domésticos y no domésticos - tienen la capacidad de comportarse de acuerdo con el estado de atención de un ser humano. Además, tanto los lobos como los perros fueron capaces de mejorar rápidamente su desempeño con la práctica.

Además, llegaron a la conclusion de que
 los perros que viven en un ambiente doméstico son más sensibles a los estímulos predecibles en los seres humanos atentos que los dedicados al pastoreo. El comportamiento canino, concluyen, "se debe a la voluntad de los animales de aceptar a los seres humanos como compañeros sociales, combinada con una capacidad para seguir los movimientos y las acciones de las personas para recibir confirmación".

Un reciente estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Alabama (EE UU) demostró que el sobrepeso no sólo afecta a las personas. Animales de compañía y de laboratorio también sufren este problema, que ha ido en aumento durante los últimos 60 años. Para llegar a esta conclusión, los científicos compararon la variación de peso de varias especies desde 1948 hasta 2005. Los resultados demuestran que animales de laboratorio como las ratas sufrieron un incremento de un 10 por ciento de su masa corporal, lo mismo que animales de compañía como perros y gatos. Por otro lado, especies de primates en laboratorios, como los chimpancés, engordaron hasta un 30 por ciento por cada década transcurrida.

Aunque el exceso de alimentación puede ser un motivo en el caso de animales de compañía, lo que comen los animales de laboratorio ha permanecido prácticamente igual durante todo este tiempo.

¿Pueden los perros leernos la mente?

David Allison, coautor del estudio que se publicó en la revista Proceedings of the Royal Society B, sugiere que podría deberse a ciertas sustancias que alteran el metabolismo y el sistema endocrino de los animales, o bien a virus como el adenovirus-36, que se ha demostrado que en ciertos casos está ligado a obesidad. Un aumento de las temperaturas en las estancias donde viven estos animales también podría explicar el aumento de peso, según propone Allison.

Así como las personas felices tienden a ver el lado positivo de cualquier situación, los perros optimistas corrieron hacia el recipiente, esperando encontrar comida, mientras que los pesimistas dudaban o se movían más despacio. 
El estudio, publicado en Current Biology y en el que participaron 24 perros, determinó que
el temperamento de los perros se correspondía con su comportamiento cuando estaban separados de sus dueños. Los perros que "veían el recipiente medio lleno" eran más tranquilos cuando se les dejaba solos, seguros de que sus propietarios volverían, mientras que era más probable que los pesimistas se preocuparan, ladraran o se portaran mal, temiendo haber sido abandonados.

Si tu perro destruye los muebles cuando estás fuera de casa podría ser un caso de pesimismo canino, según concluye un estudio británico. De acuerdo con los autores, de la Universidad de Bristol, algunos perros son pesimistas por naturaleza, mientras que otros tienen un temperamento más jovial. "Sabemos que los estados emocionales de las personas afectan sus decisiones y que es más probable que la gente feliz juzgue una situación ambigua positivamente", ha explicado el profesor Mike Mendl. "Lo que nuestro estudio ha demostrado es que eso se aplica a los perros de forma similar".
Para medir la psicología canina, los investigadores entrenaron a perros para reconocer que los recipientes situados a un lado de la habitación contenían comida, mientras que los ubicados al otro lado estaban vacíos. Después los colocaron en ubicaciones "neutrales" entre ambos lados. 

¿Pueden ser pesimistas los perros?

En su experimento, en el que participaron 25 perros, los expertos instalaron dos altavoces digitales a un metro y medio de cada lado de los perros para que, al liberar el sonido, este entrara a la vez en cada oído. Se enviaron diferentes señales, algunas con más énfasis en el contenido verbal y en otras en la entonación. Al escuchar órdenes familiares con significado más bien obvio para ellos, los perros giraron la cabeza hacia la derecha mostrando actividad en el hemisferio izquierdo del cerebro. Cuando escucharon las órdenes con una entonación exacerbada, los perros mostraron más actividad en el hemisferio derecho.

“Esto implica que procesan los componentes del habla por separado, y sugiere que el hemisferio izquierdo del cerebro es más activo para procesar información fonética o verbal del discurso y el hemisferio derecho es más activo en procesar información relacionada con el orador en la señal”, explica Ratcliffe.

Se trata de la primera vez que un trabajo científico demuestra que los perros son también capaces de diferenciar y procesar los diferentes componentes del habla humana de una forma muy similar a como lo hacemos nosotros. Según el estudio, publicado en la revista Current Biology, esta percepción del habla de los seres humanos podría haberse desarrollado durante el proceso de domesticación y también podría ser una característica compartida por otros mamíferos como los caballos.

Muchas veces parece que el mejor amigo del hombre entiende a la perfección todo lo que le decimos; lo cierto es que el cerebro de los perros sí que diferencia tanto los sonidos del habla humana como la manera en la que nos expresamos: con alegría, con enfado, contristeza... Esto es, los perros no sólo escuchan lo que decimos, sino también cómo lo decimos.

Esta es la conclusión del último trabajo de un equipo de investigadores de la Universidad de Sussex (Reino Unido) que realizó una serie de experimentos con canes para ahondar más en esa conexión entre el discurso humano y su recepción por parte de los perros. Así, “aunque no sabemos cuánto entienden los perros del discurso, sí hemos podido comprobar que muestran tendencias cerebrales opuestas al contenido verbal y a la información relacionada con el orador”, aclara a la agencia Sinc Victoria Ratcliffe, líder del estudio.

 

Los perros escuchan nuestras palabras y cómo las decimos
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